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viernes, 8 de noviembre de 2013

Perros y clarinetes


Perros y clarinetes“Perros y clarinetes”, de Sebastián Caboy y Joan March Nicolás es uno de los muchos parados que pululan por esta España nuestra de corruptos y relaxing cups. Es un pringado, tal y como el mismo se define. Le gusta el jazz, toca el clarinete y vive solo —si no contamos con las visitas de un vecino de lo más cabrón, y oportuno. Un buen día su ex, harta de ver cómo desperdicia su vida sin hacer nada ni sacarle provecho, le regala un perro. “Te hará compañía y te dará algo que hacer. No puedes pasarte el día en casa de brazos cruzados. Debes empezar a asumir responsabilidades”. (Hay que ser muy puñetera para regalar algo así, sin consultar primero…)...

Llámame Brooklyn


Llamame BrooklynLlámame Brooklyn, de Eduardo Lago Lo sé, soy una persona fácil de convencer. Si me vendes bien un producto, te lo compro seguro. Así de fácil. Esa es la razón por la que hoy os traigo este “Llámame Brooklyn” de Eduardo Lago. Hace poco, hablando de los libros de Paul Auster con unos amigos, uno de ellos me sugirió que leyera a Eduardo Lago, el “Paul Auster español”. Realmente dudé que algún autor patrio pudiera acercarse al genial escritor de Newark, pero tras buscar información en internet, comprobé que todo eran buenas palabras para el autor, por lo que fui directo a la librería a comprar el libro. Esta novela llevó a Eduardo Lago a ganar el Premio Nadal 2006. El escritor madrileño lleva desde 1987 viviendo en Nueva York, dirigiendo durante cinco años el Instituto Cervantes de dicha ciudad (2006-2011). También ha traducido al español novelas de grandes escritores norteamericanos como Henry James o W.D.Howells. Con “Llámame Brooklyn” Eduardo Lago nos invita a realizar un experimento de lectura, contando la historia de su protagonista, Gal Ackerman, con diversos narradores y desde diversos prismas temporales....

Un espejo desordenado de la Argentina



adelanta aparece en la novela La tregua , de Mario Benedetti. La menciona Esteban, el personaje que interpretó Luis Brandoni en la película de Sergio Renán, hablando a su padre, Martín Santomé, encarnado por Héctor Alterio: "Sos un espejo que adelanta".
Pero Venezuela es para la Argentina algo más parecido a "El espejo desordenado", el cuento de Manuel Mujica Lainez, que integra la serie de Misteriosa Buenos Aires . Es uno que muestra, aleatoriamente, no sólo el presente, sino también el pasado y el futuro.
El sistema de precios con control "cívico-militar" se parece mucho al planteado por la ley de abastecimiento, a la que tan frecuentemente apela Guillermo Moreno , aplicada aquí durante el tambaleante gobierno de Isabel Martínez de Perón. Obligación de vender a los precios máximos fijados por las autoridades con potestad para tomar control de las empresas si se niegan a hacerlo. Moreno, nos recuerda Margarita Barrientos , busca hacerlo.
La Corporación Nacional de Comercio Exterior, que el gobierno de Nicolás Maduro estrena, recuerda al Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) de Juan Perón. No son más que variaciones brutales, extremas y susceptibles de colosal corrupción del esquema de tipos de cambio múltiples y diferenciales que propugna Axel Kicillof.
Tal vez en una estructura así de irracional podrían ponerse de acuerdo Moreno y Kicillof, a quien el secretario de Comercio ha descalificado en algunas discusiones en las que se trenzan los dos con Mercedes Marcó del Pont, diciéndole: "¡Vos no hablés, que sos marxista!".
Habrá quienes por amor al pasado, a los controles y a los dudosos manejos de los que podrían sacar alguna ventaja se abrazarían a la idea de la vuelta de un instituto así o de la Junta Nacional de Granos.

PROBLEMAS

Venezuela padece problemas mucho más graves que los actuales de la Argentina. El desabastecimiento se parece al de los tiempos de Isabel Perón, cuando había que hacer la cola del querosén, acaparar cigarrillos cuando se los conseguía y también papel higiénico. Y había que estar pendiente de cuándo aparecía azúcar en los comercios, que desaparecía a gran velocidad. Y remplazar el café por malta.
El presente venezolano es dramático, con miles y miles de ciudadanos pasando penurias para conseguir los alimentos más elementales. Es el ejemplo de lo que ocurre cuando un gobierno insiste en profundizar políticas erradas como las que en la Argentina dijeron "defender la mesa de los argentinos".
En Venezuela la inflación apunta al doble del nivel de la Argentina. Y el consenso general de economistas tanto heterodoxos como ortodoxos es que en semejantes niveles no hay ninguna discusión: se trata de una crisis inflacionaria destructiva.
La brecha entre el dólar oficial y el paralelo es de más del 700%. Caracas recuerda que devaluar, como se lo hizo a principios de año a un ritmo mucho mayor que el que actualmente aplica la Argentina, puede no ser la solución si un gobierno no tiene credibilidad.
Si no hay un dólar libre para atesorar, siempre habrá una brecha. Si las cosas no cambian de tendencia en la Argentina, los bancos esperan que el dólar blue valga el doble o más que el oficial a fin de año.
Un sinceramiento brutal de precios y tarifas llevaría al Rodrigazo del pasado. Una "profundización del modelo" llevaría al presente venezolano. ¿Descubrirá Cristina la imagen del espejo que impida las dos catástrofes?.